Nuestra alimentación influye en nuestro estado de ánimo
Hay algo que me llama mucho la atención. Al parecer Nuestra alimentación influye en nuestro estado de ánimo. ¿Os ha pasado que comenzáis una dieta y os cambia el carácter? ¿Se os pone cara de mala uva cuando lleváis varias horas sin comer?
Todos, en algún momento hemos recurrido a un trocito de chocolate para alegrarnos el día. ¿A ti no te pasa?
Andamos siempre muy preocupados por nuestro bienestar físico. Queremos tener un cuerpo 10 y vernos muy bien, pero para conseguir esto nos sometemos a grandes sacrificios y restricciones que nos amargan la existencia. ¿Dónde queda nuestro bienestar emocional? Deberíamos conseguir un equilibrio entre ambos, de forma que cuidar nuestra alimentación no influya en nuestras emociones y podamos ser muy felices, incluso cuando cuidamos lo que comemos.
Mitos y verdades
Veamos qué puede haber de cierto en todo esto y cómo podemos encontrar ese equilibrio de bienestar físico y emocional que nos ayude a conseguir nuestro objetivo siendo felices.
Comiendo dulce me siento mejor
Los dulces inciden en nuestro nivel de serotonina en el organismo. La serotonina es una sustancia neurotransmisora presente en las neuronas que influye en los estados de ánimo y afecta las zonas del cerebro que se relacionan con la tranquilidad y la relajación. Cuando los niveles de serotonina están bajos en sangre podemos comer (sin abusar) algo dulce para equilibrarla. Esto es lo que sucede con el chocolate que muchos aseguran es un antídoto contra la tristeza y el nerviosismo. Y es que ¿quién no se pone de buen humor con un trocito de chocolate o unas chuches?
Dietas mágicas
Cuando realizamos una dieta para adelgazar podemos sentirnos de mal humor, irritables e incluso nos invade la tristeza. Esta situación puede empeorar cuanto más restrictiva en calorías sea la dieta. Sucede lo mismo cuando es una dieta muy prohibitiva en cuanto a los alimentos que a la persona que está a régimen le gusta comer.
Las dietas milagrosas deben evitarse por completo por varios motivos:
- Son perjudiciales para la salud. Pueden producirnos déficits y desequilibrios nutricionales.
- Tienen un efecto rebote. Haciéndonos recuperar fácilmente los kilos perdidos ya que solo bajan peso en agua y masa muscular dejando el volumen de grasa intacto.
Si queremos perder peso, como ya hemos comentado en otras ocasiones, lo mejor es consultar a un especialista en nutrición. El especialista nos ofrecerá un estudio personalizado y nos ayudará a llevar a cabo un plan de estilo de vida saludable. Aconsejándonos sobre cómo combinar alimentación y actividad física de forma acorde al estilo de vida y las necesidades de cada persona.
La dieta baja en calorías no favorece el buen humor
Por más que tengamos una alimentación sana, consumir pocas calorías puede hacernos sentir muy mal. Esto se debe a que quedarse con hambre y sentir el sacrificio de las restricciones nos predispone a sentirnos mal. Lo ideal es alimentarse bien, de forma sana y equilibrada. También es importante realizar actividad física con la que podamos quemar calorías. Si se combinan ambas cosas nos sentiremos bien física y emocionalmente.
Evita el estreñimiento
¿Recordáis aquel anuncio en el que aparecía una persona con un carácter bastante difícil, con cara de pocos amigos y otra persona fantástica y maravillosa, con una sonrisa de oreja a oreja le regalaba unas barritas de fibra? Jeje. Una de las grandes molestias que puede sentir una persona en cuanto a su organismo es el estreñimiento. Una mala alimentación, falta de ejercicio y escaso consumo de agua nos puede derivar en estreñimiento. Para evitar que esto nos suceda, debemos consumir alimentos ricos en fibra, como cereales integrales, legumbres, frutas y verduras; evitar o disminuir el consumo de cereales refinados (arroz blanco, pan blanco, pasta no integral, etc…), alimentos procesados (bollería industrial, comidas preparadas, precocinados etc…), chocolate y carnes rojas entre otros.
Alimentos que nos pueden ayudar o no, a mejorar nuestro estado de ánimo
- Un puñado de cerezas es mejor que cualquier medicamento antidepresivo. Todo esto gracias a sus nutrientes. Al menos eso demostraron a mediados de los ochenta un grupo de científicos del Instituto Tecnológico de Massachussets (EEUU).
- La dieta moderna, basada en un alto contenido en alimentos procesados, azúcares y grasas saturadas, es responsable de la epidemia de obesidad. Según el psiquiatra estadounidense Drew Ramsey, los países desarrollados se enfrentan a esta epidemia. Además, tiene gran parte de culpa en el aumento de la depresión y la ansiedad.
- Las carencias de ácidos grasos omega 3 pueden afectar negativamente a la estabilidad emocional. Según la revista NatureNeuroscience Pescados azules como el atún, el salmón o la caballa son los alimentos con mayor concentración de estos ácidos grasos.
- El triptófano es un aminoácido que nos ayuda a liberar serotonina, controlando así la ansiedad, el estrés y el insomnio. Es un nutriente abundante en los huevos, la leche, los cereales integrales, los dátiles, los garbanzos, los frutos secos y los plátanos.
- El ácido fólico contribuye a la mejora de nuestro estado de ánimo. Lo encontramos en vegetales de hojas verdes (espinacas, lechuga, col…), espárragos, brócoli, cítricos, entre otros.
- La Vitamina C, que encontramos en fresas, kiwi, naranja… contribuye a la creación de endorfinas, que regulan también nuestro estado de ánimo.
- Y no debemos olvidar los Hidratos de carbono. Aunque en una dieta saludable no debemos abusar de los hidratos de carbono, estos son esenciales para nuestro organismo. Están formados por varios azúcares que son nuestra principal fuente de energía. Es el alimento que nos da vitalidad (por eso está presente en la dieta de los deportistas) pero, además, nos pone de buen humor, pues provoca una satisfacción que no te dan otros alimentos.
Conclusiones
Que comer es un placer, no es ningún secreto. Por eso no debemos convertir una dieta sana y equilibrada en una amargura. Lo que queremos decir con esto es que, se puede comer sano con recetas muy ricas, sin engordar. Para esto hay que evitar los excesos y acompañar nuestra alimentación con actividad física. El sedentarismo puede ser más peligroso que la propia obesidad.
Así que, ya sabemos que, determinados alimentos nos ayudan a sentirnos mejor. Pero lo más importante es que, con la ayuda de un profesional podamos marcarnos unas pautas de vida saludable. Complementa alimentación y actividad física, de forma que puedas hallar el equilibrio entre bienestar físico y emocional.
Hasta la próxima Cocinitas!!